En Blanco

Después de haber leído varios de los mails que mandaron, me siento en la compu, abro el Word, y me encuentro frente a la desafiante hoja en blanco. Y pienso, ¿será acaso la hoja en blanco la vida misma? Ese lugar donde ponemos un parate, donde miramos para todos lados buscando alguna pista, alguien que, susurrando, nos diga como empezar; a escribir, a pintar, a dibujar, a tomar esa decisión, a ir para acá o para allá. Todo el tiempo tomamos decisiones que condicionan lo que hacemos, y todas las decisiones que tomamos están a su vez condicionadas por aquellas que ya tomamos anteriormente. Pero nunca tenemos la respuesta de manera inmediata sin hacer ningún esfuerzo, por eso nos sentimos aliviados cuando alguien nos dice que hacer, cuando un consejo se transforma en la decisión de otro encubierta. Pero cuando, por ejemplo, no quedamos conformes con eso que decidimos, viene el arrepentimiento y ahí es el otro lugar en que también es mas cómodo que otra persona haya sido la “responsable” de nuestra decisión, para poder respirar tranquilos y decir: Esto igual no era lo que yo quería.

Pero, ¿es ese lugar cómodo el que realmente nos conviene (hablo de conveniencia sin tener idea si quiera de que es lo que a alguien le puede convenir) estar? Cuando nos paramos en ese lugar cómodo, donde esperamos que nos digan como son las cosas, dejamos de lado como vemos nosotros las cosas. Creemos que hay personas que tienen la verdad y nos posicionados inmediatamente en un lugar inferior a esa persona, anotamos y memorizamos compulsivamente todo lo que esta persona me dice y luego lo repetimos sin siquiera detenernos a pensar si estamos de acuerdo o no con esto, damos por sentado que ese es EL CONOCIMIENTO. ¿Y si nos diéramos el lugar de discernir? ¿Y si frente a esa persona que se para en frente nuestro a decirnos como son las cosas, nos damos el lugar de pensar que quizá las cosas no tienen solo un punto de vista? ¿Y por que en lugar de desechar esa verdad, ese punto de vista que nos están dando no la contraponemos con nuestro punto de vista? Así empezamos a ver que todo tiene varias caras, infinitas caras.

Y en el momento que empiezo a pensar en puntos de vista mi cabeza piensa en el sistema Monge, que pareciera que en la Fadu es el dibujo, y en el mismo momento pienso ¿porque no? ¿Pero no puedo entender el dibujo, también como las sombras que veo en la pared de las hojas de los árboles que de pronto aparecen reflejadas casi como una proyección?. Y porque no, empezar a pensar que quizá estemos todo el tiempo rodeados de dibujos, y entender las distintas formas que tenemos para “dibujar” (y lo pongo entre comillas porque creo que estamos, en cierta forma, resignificando el termino) las utilizamos para pensar las cosas de otra manera. Entender Monge no nos sirve solamente para saber dibujar vistas y plantas, sino para poder ver estas estructuras en la vida, para pensar de otra manera a la hora de mirar. Lo mismo ocurre con las otras formas que entendemos por dibujo, nos sirven para pararnos y preguntarnos: ¿Quién nos dice que estas cosas no son dibujo? Dibujar en el espacio nos esta hablando también de salirnos del plano, y salirnos del plano lo entiendo también como una cuestión de ruptura, de quiebre de lo anterior. Alguna vez escuche que los universitarios son los revolucionarios, y desligando al término de cuestiones políticas, siento que tiene que ver un poco con esto, con revelarnos frente a la hoja en blanco y preguntarnos y respondernos nosotros mismos, ¿Cual es el mejor lugar para plasmar lo que quiero dibujar? De ahí, una investigación sin fin empieza.